Cómo limpiar los oídos de un bebé?
Los oídos – aquella parte del cuerpo que permite captar sonidos y de la cual depende el equilibrio – se protegen de elementos extraños como el polvo por medio de la producción de cerumen (cera), una sustancia que alcanza a verse en la parte externa.
Los oídos apenas requieren una limpieza superficial. Nunca deben introducirse en ellos elementos como aplicadores, horquillas (sujetadores o ganchos para el cabello), palillos o similares, pues podrían causarle daño al tímpano.
“Sin importar la cantidad de cera que produzca el oído, la limpieza debe limitarse a la parte externa del mismo con el ánimo de no causar daños ni generar un ‘taco’ de cera en su parte interna”, afirma el pediatra Claude Jeanneret.
- El aplicador, por ejemplo, podría empujar la cera hacia el fondo del oído y crear un tapón que deberá retirarse mediante lavado o, en otros casos, con gotas de glicerina carbonatada.
- Para asear los oídos, basta un poco de aceite, agua enjabonada o un paño humedecido que recorra todo el pabellón auricular.
- Si durante el procedimiento usted nota que el niño tiene algo de cera casi a la entrada del oído, intente retirarla con un poco de aceite o agua sin introducir el pañito o el aplicador. Limite la limpieza a las partes que logre alcanzar con dichos elementos.
- En caso de que utilice un aplicador, humedézcalo en aceite o en agua y jabón y páselo por la oreja. Deténgase a la entrada del oído. También puede utilizar un pañito húmedo.
- Si durante el baño le cae al niño una gota de agua en el oído, no se preocupe: séquelo con la punta de la toalla, sin introducirla. El resto se absorbe mediante capilaridad, es decir, la existencia de pequeños vellos en el conducto auditivo que cumplen el proceso de absorción. Con esto es suficiente y no trate de introducir algún otro elemento para secar el oído.
- Sin embargo, si el niño presenta dolor, picazón o manifiesta escuchar un pito o zumbido, es mejor llevarlo al especialista.
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